Uno de los beneficios más claros de los programas de aventura para niños tiene que ver con el autodescubrimiento.
Es común que a estas edades (hablamos de alumnos en cursos de Primaria, de 6 a 12 años) los niños comiencen a conformar su personalidad.
Sus miedos, las motivaciones y el autoconocimiento personal son claves a la hora de definir cómo será la identidad y el carácter de la persona en el futuro.
Si bien la familia es un núcleo insustituible para la formación de la personalidad del niño -hablamos de aspectos afectivos y emocionales-, los expertos señalan tres aspectos fundamentales que determinan la personalidad del ser humano:
Los factores heredados, los factores adquiridos del ambiente, y las experiencias personales se combinan dibujando los rasgos personalísimos de cada uno. Por eso, no hay dos personas iguales, incluso entre hermanos con ambientes afines. En cambio, las experiencias personales son propias del individuo, el hecho de participar en actividades extraescolares de deportes de aventura o campamentos de verano multiaventura capacita al niño en el aprendizaje de un nuevo deporte que se considera que tiene cierto grado «de riesgo» como puede ser kayak, buceo, espeleología, trekking, escalada y además aporta un grado de esfuerzo y refuerzo de la confianza en sí mismo, le enseña a trabajar en equipo y le obliga a salir de su «zona de confort» y resignación, lo que hace que éste tenga que esforzarse más para superarse.
El ser humano es complejo
¿eres de los que guía y controla las lecturas o los programas que tu hijo ve?
¿prefieres que sea él mismo quien decida mediante prueba-error?